29 octubre 2007

El monstruo convertido en héroe

Parece que ha pasado un poco el temporal, pero aún no estoy seguro del todo. Al menos, ya no tenemos que ver en las portadas a Sergi Xavier, un joven que todos conocemos, que se ha hecho famoso gracias a una patada propia de videojuego en la cara de una menor ecuatoriana.
Agresiones como esa pasan cada fin de semana en los trenes de Barcelona. Y no me refiero a agresiones racistas, sino a la violencia gratuita, al "me has mirado" y pum, al ser el gallito más fuerte del corral. La única diferencia es que esta vez se ha filtrado el vídeo y se ha hecho público. Si no, todo esto habría sido un número más en las estadísticas de SOS Racismo.



El problema es que pese a la importancia que le ha dado la ministra de exteriores de Ecuador, los políticos y todos los que deben condenarlo para demostrar su preocupación por la sociedad, no es un ataque racista. De hecho, estoy seguro que el tal Sergi Xavier no acierta a saber quien es Hitler y cree que el Ku Kux Klan eran un grupo de música de la época de sus padres.

Todo este espectáculo mediático de un hecho evidentemente condenable, ha puesto en evidencia el sistema judicial español: que si un documento a las cuatro de la tarde ya no se tramita hasta el día siguiente, que si no está el fiscal de guardia damos el asunto por zanjado y una cosa menos... y el gran castigo, ejemplar para todos los de su especie: que la policía se presenta dos veces al día en su casa y que no puede coger el tren. Sobran los comentarios...
Pero no es de eso de lo que quería hablar, sino del espectáculo mediático que se ha formado alrededor del personaje. Decenas de periodistas agolpados en la puerta de su casa, como si de Britney Spears se tratara. Todo ello en la Colonia Guell, pequeño pueblo obrero con un pasado glorioso y un presente penoso, únicamente soportado por los turistas que se pasean hasta la cripta que levantó Gaudi, hacen la foto y se vuelven. Pero estos días los flashes no apuntaban hacia ninguna obra de arte; al contrario, a un ejemplo de lo que no hay que hacer.



La agresión la hemos visto cientos de veces en la televisión y en las ediciones digitales de todos los periódicos, y sus declaraciones con el "se me fue la olla, neng" se han hecho célebres. El monstruo se ha convertido en héroe; y esto, para una persona con problemas psicológicos no es nada bueno. Empezó respondiendo mal ante la presencia de los medios, pero ha acabado paseándose ante ellos, tomándose unas cervezas para disfrutar del espectáculo que provocaba y - como era de esperar - cobrando de los medios informativos de gran bajeza. Primero un paquete de tabaco, luego ya cantidades importantes de dinero. Es el todo por el todo en los medios de comunicación. Un día se habla de un cantante muerto, otro de un torero y al siguiente toca de un agresor en el metro, que dice que se arrepiente, que iba borracho.

Es una lástima el eco informativo que se está dando a este personaje. Se ha pasado del impacto de las imágenes que nos hace plantearnos en que mundo vivimos al perseguir al protagonista por puro morbo. Y si se le puede entrevistar, para que diga alguna insensatez mejor.

Y así vamos... llenando horas de tele, páginas y más páginas... convirtiendo a la sociedad en una masa que recibe algunos estímulos de vez en cuando (como las imágenes de la agresión), pero que luego se vuelve inmune a ellos debido a la repetición hasta la saciedad. El personaje, llega un momento en el que para algunos se convierte hasta en algo simpático. No me extrañaría nada verlo algún día en un debate de Gran Hermano o similares.

22 octubre 2007

Intentando comprender El País

El País ha cambiado. Sí, bueno. Un poco como La Vanguardia, que han cambiado pero sin hacer aspavientos.

En la portada le añaden a El País la tilde, en azul remarcado, para que se vea claro que ahora lleva acento. Los que estamos acostumbrados a ver EL PAIS cada día sin tildes ni colores nos sorprende, parece un pegote. Será cuestión de acostumbrarse. En cuánto a lo de "El periódico global en español", pues todo un ejercicio de modestidad propio de Prisa. Es cierto que són el periódico de referencia en España, pero tampoco hace falta creerselo de esa manera.

En cuanto al diseño, nos encontramos con un periódico a todo color. En él, las fotografias tienen mayor importancia y hay más espacios en blanco, haciendo la lectura más fácil. Aunque la gran responsable de la mejora en la facilidad de lectura es el cambio de letra a Majerit, una tipografía más moderna, atractiva y fácil de leer. Por otra parte, se han eliminado las entradillas y los ladillos y se intenta potenciar la parte más gráfica.

Lo que más aplaudo de esta modernización de El País es el cambio de orden de las secciones. Economia pasa a la primera parte, al núcleo duro de la información. Internacional, España y Economía. Después llega Opinión, una de las secciones más reformadas visualmente. Y la segunda parte del periódico, una macrosección llamada Vidas & artes, que agrupa Cultura, Sociedad, Deportes y Pantallas. Se diferencia bien la información pura y dura de la primera parte que convierte al periódico en un diario global, con la segunda parte más llevadera, pero no por ella menos elaborada. Grandes artículos y firmas de lujo se encargan de que así sea. La sección de Pantallas me ha defraudado un poco, tenía más expectativas en ella, pero le daremos tiempo para que coja rodaje. Por otro lado, la información local va en un cuaderno central, lo que también me parece bastante útil, y supongo que les facilitará mucho el trabajo a la hora de maquetar y editar.

Los suplementos también han mejorado para mejor, especialmente Domingo, que ofreció un gran reportaje. En su línea. Ah, y hacen referencias constantes a la web (como Público), señal de que los grandes periódicos van siendo conscientes de la edición digital y dejan de verlo como un mundo aparte.

En definitiva, cambios que a primera vista no parecen gran cosa, pero que hacen un El País más visual, más atractivo y que continua siendo el mejor periódico del país. Y con una mejor distribución de los temas. No ha cambiado para convertirse en algo más desenfadado y atractivo para los jóvenes como esperaban algunos, pero es que tampoco era previsible de un diario como éste. El País esta hecho para aquellas personas que nos gusta leer, que nos gusta el análisis y la información a fondo. El que quiera informarse de cuatro cosas por encima ya tiene los gratuitos.

17 octubre 2007

Serrat & Sabina: Dos pájaros de un tiro

Muchos la han bautizado como la gira del año, y no es para menos. Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina llenaron el Sant Jordi el jueves 4, viernes 5 y sábado 6. Tres dias consecutivos llenando la emblemática pista de la Ciutat Comtal, acogiendo en total a más de 50.000 personas. Nosotros nos encontrabamos entre las cerca de 18.000 que disfrutaron el jueves de estos dos pájaros.


El concierto empezó con media hora de retraso provocada por la fuerte lluvia que había colapsado los accesos al Sant Jordi y que hízo que a la hora prevista de inicio no hubiera ni la mitad del público. Pero finalmente se llenó, y un vídeo de Iñaki Gabilondo anunciando que el concierto se había anulado creó algunas incertidumbres y miedos entre los más ingenuos. Pero los dos pájaros estaban más que sanos y saltaron al escenario con Ocupen su localidad y Hoy puede ser un gran día, que daban el inicio a un concierto, que desde el primer momento dejaba entrever que sería un mano a mano. Y así fue, canciones en solitario, canciones prestadas mutuamente y canciones compartidas. Todo ello aderezado con unos diálogos irónicos y simpáticos, con rifi-rafes futbolísticos y discusiones - totalmente preparadas, evidentemente -.

Además, unos músicos de primera, intervenciones de Serrat y Sabina disfrazados, haciendo bromas con el público y con un repertorio genialmente escogido consiguieron una noche rendonda.

Una de las ovaciones más grandes de la noche se la llevó Peret, invitado sorpresa, que apareció cantando El muerto vivo, canción interpretada por Sabina y Serrat durante toda la gira. Pero en Barcelona eran tres, y Peret con una simple canción consiguió ganarse al público y ganarse los piropos de los dos protagonistas de la noche.




Serrat se erigió como maestro de ceremonias; para algo estaba en su ciudad. El del Poble Sec insertó en el repertorio más canciones en catalán de las que acostumbra a cantar durante la gira, y eso agradó al público local. La culminación de eso fue en el Paraules d'amor (con Sabina en catalán), que llenó el Sant Jordi de mecheros encendidos, ojos brillantes y piel de gallina. A Serrat se le escuchaba con antención, cómo el niño que escucha con atención al maestro. Era un silencio religioso, de admiración y devoción.


En cambio, a Sabina se le seguía de manera más excitada, posiblemente debido a que éste atrae más a las generaciones más jovenes, que son lo que abundaba en la pista (ya que no todo el mundo aguanta más de tres horas de pie). Joaquín Sabina también se metió al público en el bolsillo al hacer muestra de su catalán de Úbeda, que primero provocaba risas, pero acabó emocionando al auditorio con canciones como Contigo, cantada en catalán por Sabina y en castellano por Serrat. De hecho, ya confirmó Sabina su feeling con el público, después de cantar Y sin embargo díjo: "Al final siempre tiene razón [Serrat]. Me había dicho: te la van a cantar millor que a Madrid".



Otra de las sorpresas más destacadas fue la aparición de Sabina y Serrat disfrazados de piratas en El pirata cojo, pero además con una sorpresa bajo el disfraz: las camisetas del equipo del contrario. Así, disfrutamos de un Serrat con la camiseta del Atlético y a Sabina con la del Barça; con alusiones, además, durante todo el concierto, al partido que se disputaría el domingo en el Camp Nou.



Y el final del concierto, con bises y más bises, con el público a sus pies, y ellos disfrutando en el escenario. Había esa conexión entre cantantes y público que hacía que ni los unos ni los otros desearan el final. Pero desgraciadamente llegó. Eso si, la gente abandonaba Montjuic sonriente, feliz y con la sensación de haber pasado una agradable e histórica velada. Y eso se notó en las paradas de merchandising, que no pararon de vender camisetas, bombines y tazas. Valía la pena tener un recuerdo.

07 octubre 2007

Carlos Llamas

Ha muerto un gran periodista, Carlos Llamas.


Para los que amamos la radio es una gran perdida. Debido a mi edad no he podido disfrutar mucho de él, pero lo poco que lo he escuchado siempre me ha dejado una buena sensación. Recuerdo que lo descubrí en días de partido, después del Carrusel llegaba él con la información. Siempre me gustó su manera de hablar, de informar de una manera diferente.

Carlos era un periodista de los que no llaman la atención, de los que no se ponen ante grandes focos. Convirtió Hora 25 en un informativo de autor y ofrecía una visión de la actualidad cada noche sin casarse con nadie y hablando al micrófono de una manera especial, única.
En la web de Cadena SER y El Pais todos le rinden homenaje. Era de esos periodistas que se convierten en maestros del oficio. De los que te hacen sentir orgulloso de querer ser periodista.

Ayer, en mi programa escuchamos el momento en el que se ponía de nuevo delante de los micrófonos, en el pasado mes de mayo. Su voz, emocionada, saludando de nuevo, estaba aún débil por la enfermedad, pero con la fuerza suficiente para ponerse ante el micrófono. Lamentablemente, un mes después tenía que volver a dejarlo. De manera definitiva. También escuchamos el momento en el que Francino, entre lágrimas, despertó a España informando de su muerte. Nos sobrecogió a todos.

Hasta siempre Carlos, un placer haberte escuchado.