A menudo al pasear por las calles del centro de Barcelona por estas fechas te tropiezas cada dos metros con gente de todas las edades y de todas las nacionalidades cámara de fotos en mano y disfrutando de unas vacaciones en una ciudad como Barcelona. Y a veces he sentido una cierta envidia de esa manera de ver nuestra ciudad.
Así que cojimos la mochila, botellas de agua, ropa cómoda y cámara de fotos y nos dispusimos a visitar Barcelona como si fueramos turistas. Una parada en la oficina de turismo para comprar un mapa de la ciudad, una guía de viajes de la ciudad para conocerla un poco mejor y ya teníamos todo lo necesario para pasar como unos turistas más en el bullicio que llena la Ciudad Contal en estas fechas.
La mirada que le das a esos sitios por los que pasas frecuentemente, el valor que tienen algunos edificios, lo peculiares que són algunos lugares, lo peligrosas que son algunas calles de lo más profundo de Ciutat Vella, el olor y la multiculturalidad del Raval, esos pequeños oasis que no todo el mundo conoce en los que desaparecer de tanto bullicio...
Ahora veo la ciudad desde otra perspectiva más profunda.
Y ayer fue sólo el primer día. Nos quedan muchos rincones turísticos y no tan turísticos por visitar estos días.