Entre los gays son muchos los gafapastas y los seguidores del estilo Zerolo, dejando ya de lado a las locas. Se supone que si se celebra un encuentro europeo (ahora me han venido a la cabeza los encuentros de jóvenes cristianos, que no creo que sean muy similares), se recibe a gente de diferentes países y diferentes culturas: desde el italiano sodomizado hasta el reprimido polaco que veía los Teletubbies de pequeño, pasando por infinidad de prototipos. Cuando se acoge un evento de esta magnitud, sea de lo que sea, el inglés se convierte en un idioma predominante.
Me he quedado sorprendido al ver en El País que lo más visto de esta noche en su edición digital era una "Bronca en el pregón del Orgullo Gay por querer leerlo en inglés". Y es que ayer se dio el pistoletazo de salida a las fiestas de Chueca y al ser Madrid la capital del Orgullo Gay este año, se decidió hacer el pregón en castellano y en inglés.
Marta Sánchez fue la encargada de leerlo en inglés primero y los allí presentes no tuvieron una mejor idea que abuchear al escucharlo. Estamos en España y quizás lo más adecuado no sería empezar con un idioma extranjero, pero ¿tan patéticos son los gays españoles como para ponerse a abuchear a una persona que está defendiendo sus derechos pero lee un pregón en inglés? Los mismos que abucheaban al escuchar el inglés luego se manifiestan reclamando más derechos y libertades, pero no ven más allá de lo que tienen delante. En este país muchos creen que no hay vida más allá de los Pirineos (algunos incluso se quedan antes), y luego dan espectáculos tan tristes como éste, representativos de que nuestra sociedad no es tan libre ni tolerante como reclaman. No lo es, y nunca lo será, si no empiezan por ellos mismos. Mientras tanto, a continuar llenándose la boca de palabras como tolerancia y otras cosas.