En el barrio de Bellvitge, en L'Hospitalet de Llobregat, llevan más de seis meses dándole a la cacerola cada noche. Quieren que los médicos de cabecera vuelvan a uno de los ambulatorios que la Generalitat decidió cerrar el año pasado. Desde el mismo día que los doctores dejaron de pasar visita, los vecinos se plantaron allí y empezaron a maquinar: han cortado la Gran Vía junto a los médicos de Bellvitge un montón de semanas, van a cada pleno de L'Hospitalet a poner en aprietos a los políticos, montan manifestaciones que recorren el barrio, se plantan frente a la sede de CiU en Barcelona, organizan charlas con ponentes de primer nivel y tienen hasta conciertos de Dani Flaco.
De entre todas las acciones que han llevado a cabo, hay una que no ha faltado ninguna noche desde el pasado 28 de octubre. No ha faltado nunca, ni tan siquiera en Nochebuena . Cada día, a las 9 de la noche, puntualmente, sacan las cacerolas, cazos, sartenes y empiezan a hacer ruido. Al principio del movimiento, era sobrecogedor escuchar el grito que sonaba desde todos los bloques del barrio con fuerza. Poco a poco se ha ido perdiendo, la gente se ha ido cansando, pero los irreductibles se mantienen al pie del cañón, y frente al ambulatorio siguen cada noche cacerola en mano. El resultado, después de seis meses, es el que ha captado Bertran Cazorla esta noche en una foto. Y siguen, no piensan parar hasta conseguir su objetivo.
Las cacerolas y sartenes, seis meses después // Bertran Cazorla |
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