18 marzo 2009

Un nuevo oasis en la ciudad

Cuando tengo que esperar a alguien, cuando llueve y no tengo paraguas, cuando tengo dinero, cuando tengo tiempo libre... me voy de librerías. Dejando de lado el mercado de Sant Antoni los domingos por la mañana (se merece un post para él solo), y las pequeñas librerías de viejo de la calle Aribau, existen unos oasis de papel en la ciudad que me encanta frecuentar: el Fnac del Triangle y la Casa del Libro de Paseo de Gràcia en primera instancia, la Laie de Pau Claris y La Central del Raval en segundo plano y la Altair antes de salir de viaje.

Desde la semana pasada, podemos sumar a estos oasis de papel la librería Bertrand, que ha abierto en Rambla Catalunya, 37, el mismo lugar que antiguamente ocupaba el cine Alcázar. Esto del cine Alcázar lo digo porque lo he leído, debido a mi edad yo lo que recuerdo era una tienda pija de decoración -Musgo- en la que entré un par de veces a dar una vuelta.
Después de ver como el París se ha reconvertido en una tienda de ropa, se agradece ver como un antiguo cine pasa a ser algo provechoso. Bertrand tiene la librería original en Lisboa desde 1732 y se está expandiendo por toda España desde que Bertelsmann se ha hecho con ella.

Foto: El País

Fuimos el sábado pasado a las siete de la tarde y se hacía difícil pasear de la gente que había. Son 1.500 metros cuadrados ordenados de manera clara, espaciosa y agradable. No agobia como el Fnac ni cansa como la Casa del Libro, o al menos esa es la sensación que me llevé el primer día. Quizás era la novedad pero da otro aire a la librería el hecho de que algunas secciones estén en balcones laterales, con techos altos y al fondo se vean unos árboles tras unas enormes cristaleras.

Pese a que la sección de Comunicación es bastante pobre
(siempre querré más), comparé la variedad de libros de fondo de un par de temas distintos y, respecto a mis últimas visitas a la Casa del Libro y el Fnac, la nueva Bertrand era la que ofrecía una mayor variedad. Hablan de 140.000 referencias en total.

Además, otro punto a favor es que los socios de Círculo de Lectores
-que también pertenece a Bertelsmann- tenemos un pequeño espacio en el que comprar los libros con su tapa dura y sus portadas exclusivas a precio de socio y con descuento. Pese a ello, sigo pensando que la magia de Círculo es esperar que te lo traigan a casa...

Otro de los aspectos destacados es la sala de actos que hay. Un espacio grande y luminoso al final de la librería en el que esperemos que la actividad cultural sea continua. Habrá presentaciones de libros, actividades para niños... tal y como anunciaban unas pantallas y unos papeles que tenían en los mostradores. Esperemos que se convierta en un lugar por el que desfilen grandes autores con su libro bajo el brazo a partir de ahora.

En cuanto a aspectos innovadores, destacan unos ordenadores en los que se puede consultar si un libro está en stock, los más vendidos, los comentarios y recomendaciones de otros lectores... Se trata de unos terminales táctiles distribuidos en diversos puntos de la biblioteca.
Los que si que están concentrados en un mismo punto son tres sillones en los que te puedes sentar a escuchar fragmentos de un libro. El sábado por la tarde los niños monopolizaban ese espacio dándole vueltas a los sillones y aunque me pude sentar en uno de ellos unos segundos, era imposible concentrarse a escuchar nada entre tanto griterío, ya que precisamente están al lado de la zona infantil. Algo más repartidos por toda la librería están unos sofás en los que te puedes sentar (si hay sitio) tranquilamente a ojear y hojear.

En definitiva, un nuevo oasis en la ciudad y un lugar a salvo de la crisis.

Yo, como siempre, no llevaba la cámara encima, así que podéis visitar los blogs del cronista de la ciudad y compañero ateneusférico, Guillem Carbonell, o El ojo fisgón para ver algunas imágenes de la librería.

04 marzo 2009

Infoxicados

Tengo aquí al lado una montaña de periódicos de los que me quedó algo pendiente por leer. Encima, unos cuántos suplementos y revistas de febrero que no me ha dado tiempo ni a ojear y me gustaría hacerlo. Debajo, hay otro montón de recortes que guardé un día para leer con más calma en otro momento.
En el corcho de la habitación, la lista de libros, series y películas que tengo pendientes cada día suma algún título y pocas veces resta. En el ordenador, es imposible poner orden en los marcadores y el Reader cualquier día me impedirá entrar de todo lo que tengo pendiente por leer. Por no hablar de la consulta continua a diferentes diarios digitales y demás fuentes de información.
E Internet cada día nos va ofreciendo herramientas nuevas a las que nos sumamos y a las que dedicamos tiempo, y esto es un no parar. La consecuencia es eso que bautizaron hace ya unos cuantos años como infoxicación (information overload) y que creo que, en menor o mayor medida, sufrimos todos los que nos movemos por estos lares.

A todo esto, me he encontrado un vídeo en Youtube que es un aluvión de datos como ejemplo de esta infoxicación y en el que aparecen algunas reflexiones curiosas e interesantes acerca del mundo en el que vivimos.



Curiosa también es la conferencia de Alfons Cornella hablando de la infoxicación hace nueve años, cuando Google aún no era el Google que conocemos a día de hoy.