31 diciembre 2006

Adiós al 2006

Se acaba el 2006. Un año tan importante y especial en mi vida que me cuesta desprenderme de él. Pero, como siempre, las agujas del reloj marcan el inexorable paso del tiempo e impiden quedarse en un momento de nuestra vida a disfrutarlo, a jugar con él.

Haciendo balance, prácticamente todo es positivo, muchos buenos momentos, muchas ilusiones, sueños cumplidos, fantasias hechas realidad.


Si me paro a mirar el año con detenimiento, uno de los aspectos estelares ha sido el de los estudios. Después de pasar meses dedicando horas de mi vida a estudiar y a hacer cálculos de notas, llegó la selectividad como una experiencia rápida, placentera e inolvidable. Como un aquí te pillo aquí te mato único. Fueron días geniales que pusieron punto y final a una época de mi vida. Una época en la que hice muchas amistades, pero que tan solo seis meses después, pocas se conservan, aunque ello no me incomoda en absoluto. De hecho, y no me cuesta reconocerlo, es lo que quería.

Después de esa etapa, se dio inicio otra. La universidad, mi vida en la facultad, estudiando aquello que deseaba desde pequeño y que gracias a mi esfuerzo he conseguido. Y ya van tres meses en la universidad, tres meses de conocer gente, de no hacer nada, de ver que lo que allí nos enseñan poco nos servirá para el futuro...

Y ahí aparece otro aspecto importante, la radio, Radio Molins de Rei. Ahí si que estoy aprendiendo; y además, disfrutando de cada momento. En este 2006 he dado el paso de colaborador a presentador, técnico de sonido y lo que haga falta. Tengo muy buenos recuerdos de este año en la radio: mis colaboraciones de la temporada pasada, hacer un programa de dos horas yo solo por primera vez, las colaboraciones improvisadas de agosto, estar de técnico la noche del 11 de septiembre de 12 de la noche a 8 de la mañana, pasármelo en grande con los "Nens i Nenes" y disfrutar cada sábado con los "Exits".
Además, de ahí he sacado grandes amigos. He conocido a grandes personas con las mismas pasiones, personas que comparten esa ilusión por ponerse delante de un micrófono. Y también he inculcado esa pasión a algunas de mis anteriores amistades y allí están ahora cada semana.


Y ya que hablo de amistades, este año también ha servido para conocer a gente que está en la otra punta de la piel de toro pero que conocí gracias a Internet. Fue solo una tarde, corta pero intensa. Ahora toca el partido de vuelta.


También en cuánto a amistades, he ganado a gente de la universidad, muy buena gente. En el balance también he perdido, he perdido una amistad especial que tenía desde hace mucho tiempo, que con sus más y sus menos siempre estaba ahí, pero este año finalmente se ha perdido. Por supuesto, he perdido prácticamente todas las del colegio, pero las pocas que han quedado son muy buenas, y estos si que son amigos de verdad.


Y por último, aunque por supuesto, la más importante, ha sido el año de la consolidación. El segundo año juntos. Un año que ha demostrado que nos echen lo que nos echen lo aguantamos todo. Ha sido un año de tardes de estudio (o intento de estudio) juntos, tardes en Barcelona, noches en Barcelona, conciertos, viernes después de inglés, nuestros sábados, domingos de perreo, viajes primerizos, libros, momentos para olvidar, paseos bajo el sol, paseos bajo la lluvia, días en el césped del Fórum, nervios, peleas, reconciliaciones, risas, abrazos, besos... En fin, que a ti te dejo para la intimidad porque sino esto se haría infinito.

En fin... que esperemos que sea igual de bueno este nuevo año. ¡Feliz 2007!

29 diciembre 2006

¿Que sería de mi vida?

¿Qué sería de mi vida si...? Una pregunta que nos hemos hecho todos tantas veces, y que seguramente otras tantas se queda sin respuesta. Estas fechas además, son muy propicias para ello.


¿Qué habría pasado si aquel día no hubieras cogido el autobus?

¿Qué habría pasado si aquel profesor llega a poner otra nota?

¿Qué habría pasado si nos hubiesemos visto otra vez?

¿Qué habría pasado si no le hubiese dicho aquello?

¿Qué habría pasado si hubiese perdido esa ilusión?

¿Qué habría pasado si no me hubiese atrevido a abrir aquella puerta?

¿Qué habría pasado si nunca te hubiera conocido?

Todo, cada momento de nuestra vida, cada decisión que hemos tomado en un pasado nos convierte en el presente. Somos esclavos de nuestras decisiones y nuestros actos. Aquello que hiciste un día sin pensarlo, ahora, tres años después es un hecho tan determinante que ha marcado tu vida.



Anoche me di cuenta de que todo sería tan diferente si hubiera optado por otros caminos y tomado otras decisiones en el pasado. Tan, pero tan diferente... Estoy orgulloso de mi, no me arrepiento de nada.
Mi vida sería algo remotamente lejano al punto en el que me encuentro en este momento.

27 diciembre 2006

18 días sin escribir, 18 años aquí

Pura casualidad ese número, pero ya que he visto que coincidía, he decidido permitirme esa pequeña licencia.

En estos 18 días sin escribir ha habido muchas celebraciones. Ya soy mayor de edad, Jessica y yo hemos hecho dos años, el Barça perdió la Intercontinental... En fin, que entre tanta celebración y la universidad, ha sido imposible evadirme en esta ventanita a escribir. Y mira que he tenido temas de que hablar, pero me los guardo por si algún otro día me viene la inspiración.

Por hoy no voy a enrollarme más. Simplemente dedicarle esta entrada a mi portátil, que a partir de ahora todo esto será posible gracias a él. Va genial, mucho mejor que el grande y en pleno siglo XXI, si uno quiere ser buen periodista, tiene que tener un buen portátil. Ahí está el futuro de la noticia.

09 diciembre 2006

Un paseo nocturno

Y dejo aquí otro de mis textos del taller de escritura:


Ya era tarde. Todas las casas tenían las luces apagadas y en la calle solo estaba presente la luz de la luna llena. Bruno se lavó las manos, se cambió de ropa y salió a la calle. Cogió una bolsa de basura, la tiró en el contenedor de enfrente y decidió dar un paseo.

Pese a lo sucedido estaba tranquilo. Después del mal día que había tenido y toda la tensión que habían ido acumulando sus músculos, se sentía liberado. Paseó despreocupado, quitándole importancia a los problemas en el trabajo, a los problemas con sus padres, a la dificultad de pagar la hipoteca y llegar a fin de mes, las discusiones con su pareja... al fin y al cabo todo le parecían banalidades.

Reparó en que había pisado una hoja de periódico y no podía desprenderse de ella debido al viento otoñal que soplaba y la pegaba a su cuerpo. La recogió y, después de pensarlo unos minutos, sacó un bolígrafo de su bolsillo para escribir una nota al margen. Guardó la hoja en el pantalón y siguió paseando. Estaba refrescando, cada vez hacía más frío, pero Bruno no quería volver a casa. Su mente le impedía volver a su hogar, sabía que no era buena idea.

Finalmente se encontró en un puente solitario, alumbrado por altas farolas que suplían la luminosidad de la luna. Bajo el puente, unas vías de tren en la inmensidad de la noche, sumidas en la oscuridad absoluta. En un principio, no reparó. Pero a medida que caminaba por aquel lugar por el que no había pasado nunca se le pasó la idea por la cabeza. Se sentó unos minutos en la barandilla con los pies colgando. Lo meditó durante mucho tiempo, pero cuando llegó a su mente la imagen de su casa y el contenedor de enfrente no se lo pensó más, decidió que su vida ya no tenía ningún sentido. Con un leve impulso su cuerpo cedió a la fuerza de la gravedad y cayó al vacío. Ningún grito de desesperación, simplemente la plácida muerte.

La mañana siguiente, un coche de policía acudió al aviso del maquinista del primer tren de la mañana. Cuando los policías llegaron a píe de vía, se bajaron del coche y vieron el cuerpo de Bruno en el suelo, inmóvil y frío. El charco de sangre que lo rodeaba hacía evidente el suicidio.

Los policías miraron si llevaba algún tipo de documentación para identificarlo y así poder comunicar el lamentable suceso a su familia. El policía que lo registró encontró en un bolsillo las llaves de su casa y un bolígrafo. En el otro, la cartera y un recorte de periódico con una nota al margen:

Recojan a mi pareja del cubo de basura que hay frente a mi casa. Gracias.

02 diciembre 2006

Salón del Libro de Barcelona

Pese a que lo escribo una semana después, el fin de semana pasado se celebró la segunda edición del Salón del Libro de Barcelona.
Por segundo año (y esperemos que dure muchos más), no hay que esperar al día de Sant Jordi para ir a un lugar en el que se reuna una oferta amplia y variada de libros (más allá del Fnac y la Casa del Libro). Así que el fin de semana pasado aproveché y la tarjeta fue la que más sufrió las consecuencias de este evento. Y la larga lista que tengo apuntada y que leeré algún día se amplió más todavía. Y además de comprar libros se podían hacer muchas otras cosas, ya que la agenda de actividades era realmente extensa. Entre estas actividades se encontraba el viernes la presencia de uno de mis autores favoritos. La actividad llevaba por nombre "Lectores implicados" y en ella diferentes autores hablaban con los lectores de su obra. Primero vi a Carles Porta (Tor, tretze cases i tres morts), que estuvo muy amable y consiguió un gran feeling con el público.
Más tarde, y con el tiempo un poco más apretado llegó Javier Cercas (Soldados de Salamina; La velocidad de la luz), la razón por la que yo estaba allí. Mostró su manera de ver la vida y la sociedad y explicó muchas de sus aventuras como autor y como periodista. La coincidencia entre los dos es que los dos eran periodistas. Cuándo uno escucha hablar a gente como ellos le entran más ganas todavía de ejercer la profesión.
Y el sábado volví a ir, esta vez acompañado. Y disfrutamos como niños, nos pasamos la tarde haciendo una serie de actividades para entrar en el sorteo de un lote de libros. Dibujar portadas, escribir en grandes libros, hacer circuitos con coches magnéticos... en fin, que nos lo pasamos genial.

El año que viene no os lo perdáis porque es genial.