26 junio 2008

Perder el tiempo en el tren

9.25 de la mañana: Hora a la que tenía que pasar un tren por la estación de Sant Feliu de Llobregat en dirección Sant Vicenç de Calders.

9.30 horas: Con cinco minutos de retraso, pasa el tren. Nada fuera de lo normal: cinco o diez minutos ya son incluso comprendidos por los usuarios.

9.58 horas: El tren se queda parado entre las estaciones de Martorell y Gelida, enmedio de la nada. Durante cerca de veinte minutos, los pasajeros no tienen ningún tipo de información. Pasan los minutos y se informa de que hay una avería y que no se sabrá hasta cuando estaremos allí. Finalmente se informa de que el tren retrocederá y volverá a la estación de Martorell.

10.40 horas: El tren vuelve a la estación de Martorell, donde el desconcierto es total. Un responsable de seguridad es la única persona que hay en la estación y lo que ese hombre sabe es lo mismo que lo que los usuarios pueden escuchar por megafonía. [Apunte al margen: La reducción de costes y modernización de las estaciones de Renfe ha llevado a la desaparición de los taquilleros, y sólo las maquinas y, en algunos casos, el camarero del bar venden billetes de tren.]

11.00 horas: La desinformación es total. Los nervios empiezan a aparecer, pero la paciencia es la única solución. Los trenes en dirección Sant Vicenç de Calders no circulan y no se ofrece ninguna alternativa. Los que van hacia Barcelona lo empiezan a hacer, aunque sin seguir los horarios.

11.20 horas: Se informa a los viajeros que se ofrecerá un servicio alternativo de autobuses para cubrir el trayecto averiado.

11.45 horas: Sale el primer autobús de la estación de Martorell dirección Sant Sadurní d'Anoia. Se establece una flota de autobuses que realiza el recorrido entre estas dos estaciones y las intermedias. En Sant Sadurní un tren lanzadora funciona hasta Sant Vicenç de Calders.

12.15 horas: Llegamos a la estación de Sant Sadurní. No se sabe ni cuándo ni por dónde pasará el tren lanzadora. La megafonía continua informando de que la línea C4 lleva un retraso que en algunos casos supera los quince minutos. Han pasado dos horas y cuarenta y cinco minutos desde que cogí el tren, que a las diez me tendría que haber dejado en Vilafranca. La gente o se ríe o se caga en la familia de la grabación de megafonía.

12.45 horas: Aparece el tren lanzadora que permite a los pasajeros continuar el recorrido dirección Sant Vicenç de Calders.

13.00 horas: Me bajo en la estación de Vilafranca del Penedès tres horas y media después de subirme a un tren que a las diez tenía que haber llegado a Vilafranca.

Para volver, a las 14.15 estaba en la estación de Vilafranca y he llegado a Sant Feliu de Llobregat a las 16.45. Y sin tener que utilizar autobuses ni cambiarse de tren.

Qué manera de perder el tiempo en el tren...

Resultado: Llego tres horas tarde al trabajo. Eso sí, una buena crónica escrita en caliente ha abierto el informativo.

09 junio 2008

Los pioneros de la generación Einstein

Los que nacimos a partir de 1988 (uy, ¡por los pelos!) pertenecemos a la Generación Einstein, según publicaba ayer El País. También se nos denomina pantalleros, Generación Messenger y Generación I (de Internet). El término Generación Einstein lo ha acuñado Jeroen Boschma que ha escrito un libro con ese título. En su web lo explica:

Este libro trata de una nueva generación a la que no le van los manuales convencionales: la Generación Einstein. Nacidos después de 1988, son los primeros que se identifican con valores positivos desde la Segunda Guerra Mundial y que han crecido de pleno en un mundo digital.

Son más rápidos, más listos y más sociables. Conocen las reglas del marketing, leen la prensa como periodistas, miran películas como directores de cine y analizan anuncios como verdaderos publicistas.
No sé yo si es para tanto. Eso de que leen la prensa como periodistas los de esta generación ya me hace perder toda la credibilidad.

El artículo habla de chorradas como que el cociente intelectual de esta generación crece entre 5 y 25 puntos respecto a la anterior. En España el incremento ha sido de 10 puntos desde 1970, pero luego le quitan todos los méritos a las nuevas tecnologías. Ha sido la alimentación. Bueno...


Pero volviendo al tema de la Generación Einstein, las consecuencias se resumen en que somos más listos, más rápidos y más sociables. Con el acceso al mundo digital, se tambalean los "monopolios del conocimiento" (padres, profesores y medios de comunicación tradicionales), dando paso al acceso a infinitas fuentes de información, que nos hacen buscarnos mejor la vida, de manera más fácil. Además, las puertas al mundo exterior se han abierto enormemente y podemos relacionarnos con gente de todo el mundo (¿y dejar de jugar con el vecino de abajo? ¡no!). Es sencillo de explicar: mientras antes los jóvenes guardaban la Playboy bajo el colchón, nosotros hemos tenido acceso a una gran red con miles de páginas.

Y es que, lo que sí que es cierto es que esta generación hemos crecido rodeados de nuevas tecnologías. Yo aún me acuerdo de los pitidos del módem y los "Desconéctate, que quiero llamar al abuelo", pero los jóvenes que tienen cinco años menos que yo ya han venido con el ADSL en la mano. El mundo digital ha sido nuestro hábitat natural y hemos crecido con él. Desde la pequeña libreta en la que apuntaba los minutos que me conectaba para luego no tener sorpresas con la factura hasta el ADSL 20 megas (quién dice 20 dice ofrece 2…). Desde la descarga de algunas canciones que empezaba a reemplazar los cassetes grabados de la radio hasta el Emule ofreciéndome el último capítulo de cualquier serie. No han sido más de seis o siete años, y el mundo digital ha cambiado a una velocidad vertiginosa. La generación que crece ahora con las nuevas tecnologías lo entiende como algo normal. Con esto no quiero decir que no pertenezca a dicha generación, sino que simplemente hay grandes diferencias entre los que ahora tenemos veinte años y los que tienen quince. Igual que las hay respecto los que tienen 30, es normal.

Así que los pioneros de esta generación Einstein, los que nos convertimos en veinteañeros este año, hemos crecido con esta evolución, y nos podemos sentir orgullosos de ello. Hemos visto un Spectrum con un poco de suerte (precisamente Lolacomomola habla de la generación Spectrum, la de los casi treinta), hemos usado diskettes y cintas de cassette en los inolvidables walkmans. Hemos jugado al Super Mario Bros y al PC Futbol. Hemos sido los primeros adolescentes en tener teléfono móvil. Y así hemos ido creciendo, a la vez que las nuevas tecnologías evolucionaban a pasos de gigante.


La sociabilidad, por otro lado, también ha cambiado gracias al Messenger y los SMS, y eso también lo hemos vivido. Recuerdo que en segundo de la ESO éramos tres los que teníamos cuenta de Messenger. Dos años después toda la clase estaba conectada, y hablábamos toda la tarde a través de la pantalla con los mismos que habíamos compartido pupitre horas antes.


Creo que podría seguir, pero diría que ya he hecho suficiente de abuelo cebolleta por hoy.