09 diciembre 2006

Un paseo nocturno

Y dejo aquí otro de mis textos del taller de escritura:


Ya era tarde. Todas las casas tenían las luces apagadas y en la calle solo estaba presente la luz de la luna llena. Bruno se lavó las manos, se cambió de ropa y salió a la calle. Cogió una bolsa de basura, la tiró en el contenedor de enfrente y decidió dar un paseo.

Pese a lo sucedido estaba tranquilo. Después del mal día que había tenido y toda la tensión que habían ido acumulando sus músculos, se sentía liberado. Paseó despreocupado, quitándole importancia a los problemas en el trabajo, a los problemas con sus padres, a la dificultad de pagar la hipoteca y llegar a fin de mes, las discusiones con su pareja... al fin y al cabo todo le parecían banalidades.

Reparó en que había pisado una hoja de periódico y no podía desprenderse de ella debido al viento otoñal que soplaba y la pegaba a su cuerpo. La recogió y, después de pensarlo unos minutos, sacó un bolígrafo de su bolsillo para escribir una nota al margen. Guardó la hoja en el pantalón y siguió paseando. Estaba refrescando, cada vez hacía más frío, pero Bruno no quería volver a casa. Su mente le impedía volver a su hogar, sabía que no era buena idea.

Finalmente se encontró en un puente solitario, alumbrado por altas farolas que suplían la luminosidad de la luna. Bajo el puente, unas vías de tren en la inmensidad de la noche, sumidas en la oscuridad absoluta. En un principio, no reparó. Pero a medida que caminaba por aquel lugar por el que no había pasado nunca se le pasó la idea por la cabeza. Se sentó unos minutos en la barandilla con los pies colgando. Lo meditó durante mucho tiempo, pero cuando llegó a su mente la imagen de su casa y el contenedor de enfrente no se lo pensó más, decidió que su vida ya no tenía ningún sentido. Con un leve impulso su cuerpo cedió a la fuerza de la gravedad y cayó al vacío. Ningún grito de desesperación, simplemente la plácida muerte.

La mañana siguiente, un coche de policía acudió al aviso del maquinista del primer tren de la mañana. Cuando los policías llegaron a píe de vía, se bajaron del coche y vieron el cuerpo de Bruno en el suelo, inmóvil y frío. El charco de sangre que lo rodeaba hacía evidente el suicidio.

Los policías miraron si llevaba algún tipo de documentación para identificarlo y así poder comunicar el lamentable suceso a su familia. El policía que lo registró encontró en un bolsillo las llaves de su casa y un bolígrafo. En el otro, la cartera y un recorte de periódico con una nota al margen:

Recojan a mi pareja del cubo de basura que hay frente a mi casa. Gracias.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

Lo has escrito tú?? hay que joerse como escribes... la historia.. dura sin duda pero x desgracia muy presente en la actualidad!!

Pasate x mi flog.. hay algo para ti!!